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El esperado debut de Jorge Michel (1986)

Actualizado: 12 nov 2018

Por Magdalena Ruiz Guiñazú. Para La Nación. 1986.

"Las manos me sirven con mucha mas franqueza que las palabras", explica este joven sesentón que con entusiasmo da los últimos toques a lo que podríamos llamar una muestra de vida. puesto que abarca todo, los periodos de un largo camino hecho con talento y honestidad. "Mis manos siempre produjeron situaciones decisivas: desde abrir una puerta hasta crear formas y texturas en la piedra. los metales o la madera Desde mi punto de vista son menos engañosas, mas sinceras."


Y de verdad que lo parecen. Las manos de Jorge Michel son fortísimas, marcadas por un contacto casi de familia con una obra monumental que ocupa (en parte) su taller de Barracas y ahora colma el Palais de Glace con sus volúmenes, que totalizan 11 toneladas de material para la exposición que se inaugura hoy. Estas piedras enormes vienen del campo bonaerense de Pablo Larreta, quien a veces se hace cargo del transporte. Es interesante también subrayar que el granito de la provincia es excelente y actualmente se exporta especialmente a Italia y a Japón, tanto para esculturas como para construcciones.


–¿Y los metales?

-Yo trabajo principalmente en hierro y acero, salvo en el caso de las bochas de 250 kilos, que se hicieron en una fundición con acero inoxidable. Mi propósito era probar este material por primera vez en nuestro país.


Estas 19 piezas tienen todas una larga historia, que explicaría por que las hice, por que las guardé, por qué soy absolutamente responsable de ellas.

Mientras deambulamos por el taller, observamos también que una de las particularidades de Michel es recuperar un mundo artesanal aparentemente en vías de desaparición.


-Si. es cierto Por ejemplo, una de las piezas esta compuesta por granito, acero soldado y acero forjado. Y esto presupone que uno debe saber trabajar la piedra como un marmolero o un picapedrero y, por otro lado, manejar el trabajo de metalurgia (soldadura, cortes de chapa, etcétera) y, también, como un herrero, doblar y dar forma a un hierro al rojo en el yunque. Las tres cosas se hacen dentro de este taller, por supuesto que con ayuda de amigos y colaboradores.


Y esto resulta tanto mas valioso, reflexionamos, si se tiene en cuenta que en grandes centros escultóricos, como la dudad italiana de Carrara, con sus mármoles legendarios, la mayoría de los artistas envían maquetas o dibujos de sus obras desde todas partes del mundo y confían su realización a los pasadores, corno se llama a tus expertos que trasladan el objeto a la escala deseada y lo funden o lo ,cincelan en mármol o granito. Es raro que un escultor reúna en su taller la posibilidad de realizar por si solo estas tareas


De ahí también el impacto que produce la familiaridad de Michel con esos enormes troncos, con los mármoles un imponentes que se yerguen, expectantes, a la espera de esas manos muy "francas" que manipulan con destreza la amplia panoplia de útiles que se alinean en perfecto orden.



-Cuando me preguntan por qué no he hecho exposiciones antes -explica- es preciso señalar que reunir muchas piezas requiere tiempo y no haberlas vendido. Por eso estas 19 piezas tienen todas una larga historia, que explicaría por que las hice, por que las guardé, por qué soy absolutamente responsable de ellas. Desde mi punto de vista no creo que haya ninguna pieza floja.


-¿No cambiaría entonces, y siempre hablando en perspectiva de vida, su elección por ninguna otra?

-Estoy absolutamente conforme con mi destino. Si retrocediera en el tiempo volverla a sumergirme en esta gran felicidad.


Magdalena Ruiz Guiñazú


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